El mandato del cielo

Las escrituras del judaísmo, el cristianismo y el islam comparten muchas historias y personajes. Pero la similitud entre las tres religiones es mucho más profunda, se retroalimentan con rivalidades íntimas, y las consecuencias de esta proximidad han sido graves para la humanidad.

Cada una de estas religiones asume que es su Dios omnipotente quien tiene el poder supremo, nunca se equivoca y no tiene que rendir cuentas a nadie. Y todas ellas han tratado de establecer un control político, de reclamar el monopolio de la verdad, de suprimir o eliminar a los reacios denunciados como herejes. Los monoteísmos no pueden evitar la violencia extrema y el terrorismo para defender y propagar sus creencias.

Cuando hablan de las causas del terrorismo islamista, se olvidan con facilidad de las fases violentas similares en las historias compartidas del judaísmo y el cristianismo. Sin embargo, el único origen de la violencia religiosa está en la esencia de las religiones monoteístas. ¿Qué se puede hacer ante la amenaza que suponen las religiones monoteístas para la humanidad? La valoración sin concesiones de los monoteísmos nos lleva a nuevos planteamientos y a un cambio de perspectiva.